De pequeñito, mi padre solía explicarme un chiste a menudo. Y no me refiero a que de vez en cuando me contaba un chiste y que cada vez fuera diferente. No. Me contaba chistes nuevos, pero de vez en cuando, y no se a santo de que, recitaba en voz alta el mismo chiste, que rezaba algo así:
Se encuentran dos amigos y uno le dice al otro:
- Hombre Pepe, donde vas?
- Al cine.
- Y que vas a ver?
- Quo Vadis.
- Y que quiere decir?
- Donde vas.
- Donde vas?
- Al cine
-Y...
Y así se entraba en un bucle sin fin.
(...)
Ya? Ya han recogido sus mandíbulas? Bien, respiren. Tómense su tiempo. El humor es lo que tiene.
Pues recogiendo los dos conceptos, un servidor se pregunta, ¿donde vas Hotel Blues?
Yo, que llegué al principio de la andadura de tan insigne establecimiento, también me lo ando preguntando últimamente. Pero creo que ya empiezo a entender cual es el rumbo, pero no veo el puerto de destino. Me explico.
Empiezo a entender el ritmo y los tiempos de la nueva era de Hotel Blues. Aquello que alguien en este mismo portal, bautizó como "Hotel Blues 2.0". La enajenada familia que habita el Hotel se está dedicando a combinar el mejor blues y el mejor rock con el ambiente más desquiciado que se pueda escuchar actualmente en la radio mundial. Lo mismo ofrecen un programa para estudiosos del centenario género musical, como perpetran un programa deliciosamente irreverente con los festejos navideños como excusa. Villancicos a ritmo de blues y a ritmo de un nuevo género, al que podríamos llamar "Subirana Style".
El "Subirana Style" es una especie de arte, una mezcla entre irreverencia, inocencia, mala baba, verdad, fantasía y locura cuerda.
Uno nunca sabe por donde saldrán la pareja de hermanos que han revolucionado el ambiente, ya de por sí no muy plácido, del Hotel.
El "Subirana Style" ha sido como aquel inoportuno estornudo que le viene al esquiador imprudente, que se ha salido de la pista para ir a realizar una urgente y clandestina deposición, o a colaborar con la reforestación plantando otro pino. Y con el tipo ajeno a todo, una lengua de nieve comienza a desplazarse montaña abajo y cada vez se va haciendo más y más grande. La cuestión es que no veo el final de la ladera de la montaña y no consigo calcular las dimensiones que puede llegar a alcanzar el alud. Lo mejor, a mi juicio, será dejarse arrastrar y disfrutar de la sensación de no tener el control y que no te importe.
Otro tema que no llevo tan bien es el olorcito que deja tras de sí el dichoso alud. A un tipo fino como yo, le gustaría un ambiente un pelín más perfumado, la verdad.
En fin, que aquí les dejamos los últimos setlists y los audios de los últimos programas. El especial y demencial programa navideño anual del Hotel Blues, la aleccionadora y emocionante vuelta al Hotel del Chino para presentar su espectacular nuevo disco "Chino & The Big Bet: 100 Years. Tribute to Robert Johnson", y el último, con la vuelta al Hotel, tras el parón navideño, de los hermanos más irreverentes de las ondas.
P.D: Empezaré a tomar en consideración realizar un autoanálisis, con el objetivo de un fortalecimiento, o en su defecto, un replanteamiento, de mis convicciones identitarias en materia sentimental, ya que últimamente no dejo de pensar en una mujer.
Me declaro abiertamente enamorado de ella. Me he tatuado en la nalga izquierda un nombre, un concepto, un tótem.
Escritora Gaviota, te amo.
...y quiero conquistar Disneyworld contigo!
Hans
Eso si, a Dragone le veo cada vez más en forma. Se le está poniendo un tipín al ladrón...
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