Después de publicar unos últimos discos de un interés más que discutible, acompañado por músicos de pop, hip-hop, rock, (hasta el colmo del dueto con Gloria Estefan en “B.B. King & Friends, 80”), y del anuncio de su retirada de los escenarios europeos, parecía que el bueno de Riley B. King había vendido ya todo su pescado.
Parecía que, el aclamado por muchos como el autentico “Rey del blues”, había soltado definitivamente el acelerador y se dirigía al fin de su carrera, aprovechando más la inercia proporcionada por su leyenda, que la sabiduría y la maestría que le habían encumbrado antaño, dando la razón, de paso, a los que se empeñan en decir que el blues es un género seco en lo referente a innovación, inmovilista, y del que ya está todo dicho.
Algunos hasta recelábamos incluso, del bombo y platillo con el que se anunciaba la colaboración para su nuevo álbum, con el productor T-Bone Burnett (Robert Plant & Alison Krauss, Oh Brother!, Roy Orbison, Elvis Costello…).
Pero amigos, sólo hace falta escuchar los primeros segundos del clásico de Blind Lemon Jefferson “See that my grave is kept clean” (del cual King utiliza uno de sus versos para titular el álbum, "One Kind Favor"), para desear que nada se tuerza, que el disco sea largo, que B.B. disfrute, que la banda de lujo que le acompaña le agasaje y que el tiempo se pare para disfrutar del que se puede considerar, desde ya, un clásico de un maestro.
Señores, B.B. King ha vuelto.
Y lo ha hecho como sólo el Rey del Blues podía hacerlo, con un golpe en la mesa del blues, dando carpetazo a los fantasmas y las dudas al principio expuestas.
Para ello se ha hecho rodear del citado Burnett, y de una banda de lujo que trabaja como eso, como una auténtica banda al servicio del jefe, colgando tras la puerta del estudio la categoría de sabios del género en el caso de un exquisito Dr. John al piano, o de todo un Jim Keltner a la batería. Olvidando que tienen el culo pelado de trabajar al servicio de divos del rock-blues, caso del bajista Nathan East, o haciéndose un sitio en la foto como la maravillosa y vintage sección de vientos que conforman Jeffrey Clayton (Saxo Alto), Ernie Fields Jr. (Saxo Barítono), Charles Owens (Saxo Tenor), Darrell Leonard (Trompeta), y Ira Nepus (Trombón).
El álbum fue grabado en tomas en directo, a la antigua usanza, en los estudios The Village Recorder, en Los Ángeles, buscando recrear la atmósfera de la grabaciones de los ’50. Y realmente, si se cierran los ojos y se añade mentalmente el granulado sonido de los discos de la época, pasaría por un trabajo manufacturado en esos días, a no ser porque la voz de B.B. King no suena como en esa época, sino que suena como debe de sonar actualmente.
Su voz ruge como la de un viejo león al que le hierve la sangre todavía, y suena suave como la del abuelo que alecciona a sus discípulos con esa media sonrisa socarrona del que se sabe de vuelta de todo en esta vida. ¿Y su guitarra? Lucille suena a la perfección, sin estridencias y sin pretensiones. Precisa y aleccionadora. Comedida cuando su dueño quiere y punzante como un aguijón afilado cuando se lo pide.
Los temas elegidos para la ocasión, nunca antes grabados en estudio por King, son doce revisiones de temas que influenciaron a B.B. en los años ’50, fechas del inicio de la extraordinaria andadura profesional de King, andadura profesional que cambió literalmente el concepto y la manera de hacer blues. Desde el “Blues before sunrise” de John Lee Hooker hasta el citado “See that my grave is kept clean” de Blind Lemon Jefferson, pasando hasta tres veces por la obra de su admirado Lonnie Johnson, “My love is down”, “Backwater blues” y “Tomorrow night”. Rindiendo homenaje a Chester Burnett, el grandísimo Howlin’ Wolf, en “How many more years” y el clásico, y en este caso, acertadísimo “Sittin’ on top of the world”. (acreditado a Mississippi Sheiks).
Completan la lista “I get so weary” (T-Bone Walker), “Get this blues off me” (Lee Vida Walker), “Waiting for your call” (Lollie), “Midnight blues” (Henry) y “The world gone wrong” (Sheiks).
En una entrevista reciente, B.B. King declaró:
“La gente sigue preguntándome cuando haré un nuevo álbum con Eric Clapton o U2, pero he decidido que no quiero hacer ningún trabajo a medias con amigos durante un tiempo. Todavía puedo hacer cosas yo solo, ya sabes…(risas)”
Sólo cabe esperar que así sea y que el “See that my grave is kept clean” que abre el disco no sea una perversa señal, al igual que lo fue para el bueno de Clarence “Gatemouth” Brown con Los Super Seven en aquel mítico “Heard it on the X”.
El Rey ha vuelto, larga vida al Rey.
El Director
Parecía que, el aclamado por muchos como el autentico “Rey del blues”, había soltado definitivamente el acelerador y se dirigía al fin de su carrera, aprovechando más la inercia proporcionada por su leyenda, que la sabiduría y la maestría que le habían encumbrado antaño, dando la razón, de paso, a los que se empeñan en decir que el blues es un género seco en lo referente a innovación, inmovilista, y del que ya está todo dicho.
Algunos hasta recelábamos incluso, del bombo y platillo con el que se anunciaba la colaboración para su nuevo álbum, con el productor T-Bone Burnett (Robert Plant & Alison Krauss, Oh Brother!, Roy Orbison, Elvis Costello…).
Pero amigos, sólo hace falta escuchar los primeros segundos del clásico de Blind Lemon Jefferson “See that my grave is kept clean” (del cual King utiliza uno de sus versos para titular el álbum, "One Kind Favor"), para desear que nada se tuerza, que el disco sea largo, que B.B. disfrute, que la banda de lujo que le acompaña le agasaje y que el tiempo se pare para disfrutar del que se puede considerar, desde ya, un clásico de un maestro.
Señores, B.B. King ha vuelto.
Y lo ha hecho como sólo el Rey del Blues podía hacerlo, con un golpe en la mesa del blues, dando carpetazo a los fantasmas y las dudas al principio expuestas.
Para ello se ha hecho rodear del citado Burnett, y de una banda de lujo que trabaja como eso, como una auténtica banda al servicio del jefe, colgando tras la puerta del estudio la categoría de sabios del género en el caso de un exquisito Dr. John al piano, o de todo un Jim Keltner a la batería. Olvidando que tienen el culo pelado de trabajar al servicio de divos del rock-blues, caso del bajista Nathan East, o haciéndose un sitio en la foto como la maravillosa y vintage sección de vientos que conforman Jeffrey Clayton (Saxo Alto), Ernie Fields Jr. (Saxo Barítono), Charles Owens (Saxo Tenor), Darrell Leonard (Trompeta), y Ira Nepus (Trombón).
El álbum fue grabado en tomas en directo, a la antigua usanza, en los estudios The Village Recorder, en Los Ángeles, buscando recrear la atmósfera de la grabaciones de los ’50. Y realmente, si se cierran los ojos y se añade mentalmente el granulado sonido de los discos de la época, pasaría por un trabajo manufacturado en esos días, a no ser porque la voz de B.B. King no suena como en esa época, sino que suena como debe de sonar actualmente.
Su voz ruge como la de un viejo león al que le hierve la sangre todavía, y suena suave como la del abuelo que alecciona a sus discípulos con esa media sonrisa socarrona del que se sabe de vuelta de todo en esta vida. ¿Y su guitarra? Lucille suena a la perfección, sin estridencias y sin pretensiones. Precisa y aleccionadora. Comedida cuando su dueño quiere y punzante como un aguijón afilado cuando se lo pide.
Los temas elegidos para la ocasión, nunca antes grabados en estudio por King, son doce revisiones de temas que influenciaron a B.B. en los años ’50, fechas del inicio de la extraordinaria andadura profesional de King, andadura profesional que cambió literalmente el concepto y la manera de hacer blues. Desde el “Blues before sunrise” de John Lee Hooker hasta el citado “See that my grave is kept clean” de Blind Lemon Jefferson, pasando hasta tres veces por la obra de su admirado Lonnie Johnson, “My love is down”, “Backwater blues” y “Tomorrow night”. Rindiendo homenaje a Chester Burnett, el grandísimo Howlin’ Wolf, en “How many more years” y el clásico, y en este caso, acertadísimo “Sittin’ on top of the world”. (acreditado a Mississippi Sheiks).
Completan la lista “I get so weary” (T-Bone Walker), “Get this blues off me” (Lee Vida Walker), “Waiting for your call” (Lollie), “Midnight blues” (Henry) y “The world gone wrong” (Sheiks).
En una entrevista reciente, B.B. King declaró:
“La gente sigue preguntándome cuando haré un nuevo álbum con Eric Clapton o U2, pero he decidido que no quiero hacer ningún trabajo a medias con amigos durante un tiempo. Todavía puedo hacer cosas yo solo, ya sabes…(risas)”
Sólo cabe esperar que así sea y que el “See that my grave is kept clean” que abre el disco no sea una perversa señal, al igual que lo fue para el bueno de Clarence “Gatemouth” Brown con Los Super Seven en aquel mítico “Heard it on the X”.
El Rey ha vuelto, larga vida al Rey.
El Director
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada