Si señoritas.
Hoy pienso dedicar este espacio, que transcribe a literatura los sonidos que han salido del emblemático establecimiento lúdico-musical Hotel Blues en la noche del último domingo, a una linea.
Una linea casi invisible, casi imperceptible. Una linea que, a veces, y casi sin uno darse cuenta, se cruza con la facilidad con la que uno cruza los dedos, o con la felicidad con la que más de una cruza las piernas.
Y una linea que, al fin, cuando se cruza, despierta un sinfín de reacciones. Los hay que prometen fijarse más la próxima vez, dado que el resultado no les ha gustado nada de nada. O las hay que, en un espiral de vicio y perdición, una vez cruzada esa linea, no cesan de cruzarla del derecho y del revés, de arriba a abajo, o en circulos, ejecutando así el movimiento conocido como "la puerta giratoria del vicio".
Si amigas, estoy hablando de esa delgada linea que separa el dolor del placer.
Hay ejemplos por todas partes que ilustran el transitar del ser humano de un lado al otro de la linea. En la mayoría de los casos, se trata de ejemplos en experiencias sexuales.
Hace unos años, salieron a la luz los casos de unos politicos ingleses que por separado fueron encontrados muertos con la cabeza metida en una bolsa y con poca ropita. El escandalo fue ilustrado con detalladas explicaciones de los jueguecitos que estos distinguidos señores llevaban a cabo. La asfixia multiplicaba la sensación del orgasmo. La única pega era que si la sensación de placer iba muy lejos, era señal de que estos distinguidos señores no asistirían más al Grand National.
Hay quien derrama la cera de una vela sobre los genitales de su partenaire. El dolor del quemazón parece provocar placer a más de uno y más de una.
A Dragone y al Director les encanta proporcionarse placer al inflingir dolor sobre cualquier parte del cuerpo de Igor. Pero en este caso no hay nada sexual, es más un deporte.
Pero en el deporte y en el sufrimiento físico del cuerpo, expuesto a esfuerzos extenuantes, también hay quien encuentra placer.
Una vez más citaremos a Dragone y el Dirtector, que disfrutan muchísimo observando los cuerpos en pleno esfuerzo de las jugadoras brasileñas de voley playa.
Bien. Pues Hotel Blues ha vuelto a ser pionero. Han sido los primeros en hacer llegar a sus oyentes al placer a través del dolor. Y con convocatoria y con aviso detallado previo.
Espoleados por un nivel de satisfacción no del todo pleno con el resultado del show anterior, nuestros guias del desfiladero del groove, los pathfinders del blues-rock, los sherpas del shuffle, inflingieron una sesión de un marcado volumen dañino para los pabellones auditivos de la audiencia. Un inicio de programa plagado de dolor, que dio paso, casi sin que la audiencia se diera cuenta, a unos embriagadores ritmos del blues más puro, y de allí a un paseo por la playa del soul, con parada posterior en una ruidosa taberna irlandesa, para acabar con los decibelios sin compasión de un monstruo bicéfalo para acabar en la emoción más a flor de piel de el hombre con mayusculas del soul por la playa del cual se había paseado con anterioridad.
Detalles?
Ahí va el setlist.
HOTEL BLUES 22/11/2009
Hoy pienso dedicar este espacio, que transcribe a literatura los sonidos que han salido del emblemático establecimiento lúdico-musical Hotel Blues en la noche del último domingo, a una linea.
Una linea casi invisible, casi imperceptible. Una linea que, a veces, y casi sin uno darse cuenta, se cruza con la facilidad con la que uno cruza los dedos, o con la felicidad con la que más de una cruza las piernas.
Y una linea que, al fin, cuando se cruza, despierta un sinfín de reacciones. Los hay que prometen fijarse más la próxima vez, dado que el resultado no les ha gustado nada de nada. O las hay que, en un espiral de vicio y perdición, una vez cruzada esa linea, no cesan de cruzarla del derecho y del revés, de arriba a abajo, o en circulos, ejecutando así el movimiento conocido como "la puerta giratoria del vicio".
Si amigas, estoy hablando de esa delgada linea que separa el dolor del placer.
Hay ejemplos por todas partes que ilustran el transitar del ser humano de un lado al otro de la linea. En la mayoría de los casos, se trata de ejemplos en experiencias sexuales.
Hace unos años, salieron a la luz los casos de unos politicos ingleses que por separado fueron encontrados muertos con la cabeza metida en una bolsa y con poca ropita. El escandalo fue ilustrado con detalladas explicaciones de los jueguecitos que estos distinguidos señores llevaban a cabo. La asfixia multiplicaba la sensación del orgasmo. La única pega era que si la sensación de placer iba muy lejos, era señal de que estos distinguidos señores no asistirían más al Grand National.
Hay quien derrama la cera de una vela sobre los genitales de su partenaire. El dolor del quemazón parece provocar placer a más de uno y más de una.
A Dragone y al Director les encanta proporcionarse placer al inflingir dolor sobre cualquier parte del cuerpo de Igor. Pero en este caso no hay nada sexual, es más un deporte.
Pero en el deporte y en el sufrimiento físico del cuerpo, expuesto a esfuerzos extenuantes, también hay quien encuentra placer.
Una vez más citaremos a Dragone y el Dirtector, que disfrutan muchísimo observando los cuerpos en pleno esfuerzo de las jugadoras brasileñas de voley playa.
Bien. Pues Hotel Blues ha vuelto a ser pionero. Han sido los primeros en hacer llegar a sus oyentes al placer a través del dolor. Y con convocatoria y con aviso detallado previo.
Espoleados por un nivel de satisfacción no del todo pleno con el resultado del show anterior, nuestros guias del desfiladero del groove, los pathfinders del blues-rock, los sherpas del shuffle, inflingieron una sesión de un marcado volumen dañino para los pabellones auditivos de la audiencia. Un inicio de programa plagado de dolor, que dio paso, casi sin que la audiencia se diera cuenta, a unos embriagadores ritmos del blues más puro, y de allí a un paseo por la playa del soul, con parada posterior en una ruidosa taberna irlandesa, para acabar con los decibelios sin compasión de un monstruo bicéfalo para acabar en la emoción más a flor de piel de el hombre con mayusculas del soul por la playa del cual se había paseado con anterioridad.
Detalles?
Ahí va el setlist.
HOTEL BLUES 22/11/2009
- Baby Hates Me - Danko Jones (Sleep is the Enemy)
- Turnin' Left - Chickenfoot (Chickenfoot)
- Louder - The Quireboys (Homewrekers & Heartbreakers)
- I Just Wanna Hang Around You - Scrapomatic (Sidewalk Caesars)
- Black Limousine - The Rolling Stones (Tatoo You)
- Dirty Girl - Jimmy Vaughan (Do You Get The Blues)
- Loop Garoo - Dr. John (The Best of)
- The Eagle is Back - The Mannish Boys (That Represent Man)
- Why Don't We Do It In The Road? - Jimmy Thakery & The Drivers (The Blues White Album)
- Walkin' The Dog - Lady Dottie & The Diamonds (Lady Dottie & The Diamonds)
- American Land - Bruce Springsteen
- Sloppy Drunk - Jimmy Page & The Black Crowes (Live at The Greek)
- Clásico de la semana vol.44 - A Change is Gonna Come - Otis Redding (Otis Blue: Otis Redding Sings Soul)
Por cierto, Montull me ha dicho que el prefiere el placer producido por el dolor de la practica del tenis, que el dolor al recoger la pastilla de jabón del suelo en el transcurso de una placentera ducha en centro penitenciario.
No lo acabo de captar. Mi abogado cantante no me ha hablado nunca de ningún centro penitenciario. No sé.
Hasta la próxima!
Félix el Gato.
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